Falacia filosófica

Los filósofos idealistas creen que la existencia del sonido depende de algún animal o persona que lo oiga; o sea, que si no hay oyente, no hay sonido. Esos filósofos confunden el sonido con la audición, y la emisión con la recepción.

El sonido es algo que se emite y se recibe. La vibración, la fricción y la colisión producen (emiten) sonido, y el mismo puede ser oído por los seres que pueden oír; pero la ausencia de recepción (la ausencia de audición) no anula la existencia del sonido emitido por algo. Lo que dicen los filósofos idealistas es una falacia.

Tal falacia puede ser demostrada utilizando un sordo y un oyente, porque un sordo no puede probarle a un oyente que el sonido no existe, pero un oyente puede demostrárselo a un sordo (aunque el sordo no lo oiga). Por ejemplo, un oyente puede demostrarle a un sordo que el sonido existe parándose de espaldas a él y alzando las manos cada vez que el sordo aplauda. Así el sordo se dará cuenta de que el oyente puede oír el sonido de su aplauso, porque cada vez que él aplaude, el oyente levanta sus manos, sin estar viéndolo.

Moraleja: no todos los filósofos son sabios; algunos simplemente son morones sofisticados.