La verdad

Poncio Pilato le preguntó a Jesús, ¿qué es la verdad? Pero Poncio Pilato no esperó la respuesta; y hay personas que ni hacen la pregunta. Estos son dos errores que no debemos cometer, porque la verdad es liberadora, nos libera de permanecer siendo esclavos de los problemas. Cuando estamos enfermos, lo que nos liberta
de la enfermedad es un diagnóstico y un tratamiento correctos. En tal circunstancia, éstos son la verdad. Para desbloquear el celular, necesitamos emplear la contraseña correcta, la cual es la verdad en esta circunstancia. Para alimentarnos necesitamos comida, no ropa, y viceversa. La verdad es lo correcto, y lo correcto nos liberta, nos salva.

La verdad nunca engaña, y si no engaña, no defrauda. La verdad soluciona los problemas. La verdad trae justicia. ¿Por qué ignorarla, negarla u ocultarla? ¿Por qué desconfiar de ella?

Otra característica de la verdad es que es resiliente, no puede ser coartada permanentemente; ella siempre resurge, porque es necesaria para que la vida continúe.

La verdad es atractiva, atrae a quienes la aman y los pesca como un anzuelo, pero no atrae a quienes aman la mentira. Jesús usó la verdad como anzuelo para pescar personas para su reino de luz, y así debemos usarla los cristianos.

La mentira siempre engaña, preferirla sobre la verdad es necedad. Sólo los necios hacen eso. La mentira es el anzuelo que utiliza Satanás para pescar personas para su reino tenebroso; lo mismo hacen las personas perversas.

La verdad desenmascara las mentiras, y quién conoce la verdad no puede ser engañado. Quien conoce la clave de su celular, reconoce como falsa cualquier otra clave. Una clave incorrecta no puede sustituir la clave correcta. La verdad es insustituible; conocerla nos protege de ser engañados por mentiras.

Sí, es bueno preguntar qué es la verdad, pero mejor es oír la respuesta.





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